Las disfunciones sexuales tienden a ser relacionadas de manera más frecuente con los hombres, pero la verdad es que la sexualidad de las mujeres es mucho más compleja, y por ello puede verse afectada de formas similares e incluso más graves, que la de los hombres. Además, existe una menor autoexploración de la sexualidad en las mujeres, lo cual puede influir directamente en el conocimiento de las posibles afecciones que puedan tener, e incluso, algunas padecen de disfunción sexual sin darse cuenta, o sin saber de qué se trata; así como pueden asumir que sus problemas son normales, ya que se tiene como pensamiento común, que el sexo es más complicado para las mujeres, cuando no debería ser así.

Esta problemática ´puede afectar a cada mujer de maneras distintas, pero usualmente les hace presentar dificultades en cuatro áreas: la líbido, alcanzar el orgasmo, espasmos vaginales y aumento del dolor asociado al coito. Esto acarrea no sólo problemas psicológicos y de pareja, sino físicos, que puede ocasionar problemas más graves en el futuro.

La disfunción sexual femenina tiene diagnóstico médico, que se basa en una entrevista detallada con todos los antecedentes sexuales de la mujer, cualquier síntoma o problema que esté presentando en el momento, y en el pasado. Esto, reforzado por una revisión física, con un tacto vaginal, en búsqueda de reducciones en la elasticidad del tejido vaginal, cicatrices y heridas, que denoten las dificultades características de la disfunción sexual.

Sus causas aún no están determinadas oficialmente, pero ha sido posible detectar que ciertas enfermedades como trastornos de la tiroides, diabetes, insuficiencia renal, así como depresión, ansiedad, y el uso prolongado de ciertos medicamentos, puede influir en el desarrollo de disfunción sexual. Lo importante es que sea diagnosticada, y que la persona tenga los deseos de mejorar, sin sentirse cohibida por su propia sexualidad, ni por el problema en sí, que es mucho más común de lo que se piensa.

De hecho, casi la mitad de las mujeres tienen problemas sexuales en algún punto de sus vidas. Pueden causar terrible angustia y depresión, mucho más si la paciente se siente avergonzada o no cuenta con la suficiente información para tratar su problema. La disfunción sexual ocasiona que las mujeres dejen de disfrutar el sexo, y que desarrollen aversiones que no son sanas ni para ellas, ni para sus parejas sexuales.

Existen tratamientos comprobables para tratar con la disfunción sexual femenina. Usualmente, si se trata de fármacos, la receta varía según los síntomas que la mujer presente, que dependen del organismo de cada quién. Pero ningún tratamiento farmacéutico funciona, sin el apropiado apoyo emocional. Éste se basa en una comunicación abierta con la pareja, ya que hablar de las cosas muchas veces ayuda a verlas desde otra perspectiva y contribuir a una verdadera mejoría. Tener una rutina saludable, con buena alimentación y ejercitación periódica, es una gran ayuda para este tipo de trastornos. También se recomienda el uso de lubricantes y objetos sexuales que aumenten la excitación en la mujer y la ayuden a la relajación de sus músculos vaginales.

En definitiva, una comunicación abierta con la pareja, un estilo de vida saludable, y una mente saludable, son elementos claves para evitar y combatir la disfunción sexual en las mujeres.

Problemas femeninos

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